A franquear en destino (las cartas)

La sesión del lunes, 26 de noviembre, la dedicamos a las cartas. Nos parecía oportuno reivindicar el género epistolar y recuperar del olvido la tarea de escribir cartas de puño y letra.
Hubo muchas referencias en la sesión pero tomamos como punto de partida el libro 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff, donde no sólo descubrimos el amor por las cartas sino también por los libros y por la buena literatura.
Reproducimos a continuación una de las cartas que forman parte del libro:

84, Charing Cross Road. Helene Hanff

14 East 95 th St.
New York City

A todo el personal del 84 de Charing Cross Road:
Mil gracias por su maravilloso volumen. Jamás he tenido un libro con todos los cantos dorados. ¿Creerán ustedes que, además, me llegó justamente el día de mi cumpleaños?
Habría deseado que no hubieran sido ustedes tan excesivamente correctos dedicándomelo en una tarjetón adjunto, en lugar de escribir su dedicatoria en la página de guarda del propio libro. Pero ustedes son libreros, claro..., y se les nota: han temido que una dedicatoria manuscrita en el libro le hiciera perder valor..., cuando para su actual propietaria lo habría incrementado muchísimo. (Y posiblemente también para un futuro propietario. A mí me encantan las inscripciones en las guardas y las notas en los márgenes: me gusta el sentimiento de camaradería que suscita el volver páginas que algún otro ha pasado antes, así como leer los pasajes acerca de los que otro, fallecido tal vez hace mucho, llama mi atención.)
¿Y por qué no han firmado con sus nombres? Me imagino que Frank no les debe de haber dejado hacerlo: ¡probablemente no está dispuesto a consentir que yo escriba cartas de amor a nadie más que a él de esa casa!
Les envío saludos de América..., de esa amiga infiel que está derrochando millones en reconstruir Japón y Alemania, mientras permite que Inglaterra pase hambre. Algún día, si Dios quiere, iré a pedirles personalmente disculpas por los pecados de mi país (y cuando llegue el momento de regresar a éste, sin duda tendré que pedirles disculpas también por los míos propios).
De nuevo gracias por este hermosísimo libro. Pondré especial cuidado en evitar mancharlo de ginebra o ceniza, porque realmente es demasiado bello para una persona tan descuidada como yo.
Con el afecto de

Helene Hanff

Hablamos también de las antiguas cartas de amor, de su contenido, del efecto que producían en el destinatario. He aquí un modelo:

Modelo antiguo de una carta de amor

Srta. Alberta Corbachán

Sueño mío: Hoy he tenido la dicha de volverla a cruzar ante mí y otra vez mi corazón ha latido apresuradamente. ¡Pobres paredes maltratadas de mi pecho!
Créame que no sé hasta dónde podría llevarme este sueño, que más que sueño, es ya una pesadilla. Su recuerdo acapara todos mis pensamientos. Siempre la veo ante mí. Usted es la mujer presentida, la única que ha llevado calor de ilusión a esta vida mía, que hasta ahora había transcurrido fría, desolada, huérfana de amor.
Ofrezco a usted, Alberta, mi nombre, un nombre sin tacha, y con él le ofrezco mi corazón.
Sufro pensando cómo recibirá usted estas líneas que han sido dictadas por el amor más apasionado que pueda imaginarse; pero ilumina mi alma un rayo de esperanza, y confío en que su respuesta ha de devolverme la tranquilidad perdida, ha de quitarme las zozobras que me atormentan, y ha de colmarme de dicha.
Con esta carta, Alberta, pongo mi vida en sus manos, y al hacerlo así le ruego que medite su respuesta, pues ella ha de hundirme en el más negro de los abismos o elevarme hasta el reino de la felicidad.
Con angustia infinita espera su respuesta su devoto admirador.

Baltasar de la Escordilla

El poeta Ángel González dice en uno de sus versos: ¿Sabes que un papel puede cortar como una navaja? / Simple papel en blanco, / una carta no escrita / me hace hoy sangrar. 
Gloria Fuertes, por su parte, escribe una breve pero entrañable carta, a pesar de la triste noticia que contiene: Querido "Gorge" / Pongo tu nombre con “g” / porque la jota es alegre / y se me ha muerto mi madre.

Y hablamos también de las cartas en la literatura, de las cartas en el cine y de las cartas hechas canción como la "Carta al Rey Melchor" de Albert Pla:

Y estos son los trabajos realizados por los participantes en el taller de escritura creativa:

En la piel del sentimiento

Mi amor:

Sueño tus palabras entre mis dedos
con  agobio y  placer en mi vida.
Silencios de tu voz
emanan mi piel,
como una fuente de recuerdos
que hidrata la sed de mis sollozos.
Necesito tus sonidos,
sellados en el papel de mis días,
para colmar mi llanto;
tu mirada
para teñirme de nuevas sensaciones
en un tiempo hiperbreve.

Sofía Montero García


Carta de ruptura de relaciones

Querida María:
Después de mucha reflexión he decidido dejar de verte. No me preguntes cuáles son los motivos porque ni yo mismo lo sé. Sólo sé que necesito estar solo. No puedo decirte si te he querido porque ahora estoy muy confuso, quizá más adelante pueda hacerlo. Siento mucho defraudarte pero creo que es lo mejor para los dos. Estoy seguro de que enseguida vas a encontrar a alguien que te hará muy feliz, yo así lo deseo.
Sin otro particular recibe un abrazo. Hasta siempre.
Vicente

(Contestación de María)

Querido Vicente:
Eres un capullo... ¡que te den!
Hasta nunca.
María

Vicente Martín


Dª Ana Isabel Fariña Fernández; mayor de edad, D.N.I. 1234567, natural de Salamanca y con domicilio en C/ Pieria sin número bajo B; por la presente

EXPONE:

QUE con fecha 8 de Octubre de 2012 se incorporó al taller de escritura creativa organizado por la casa de las conchas de Salamanca cara al curso académico 2012-2013

QUE en su inconsciencia habitual, la interesada presumió su desarrollo, limitándolo al hecho de ir, escuchar, leer y reflexionar

QUE tal presunción resultó equivocada, toda vez que el contenido de cada sesión añade a lo citado en el epígrafe precedente, la realización de una o varias tareas que un hombre (al que conocerán pues comparte su sangre) prescribe a los presentes

QUE entendiendo que  tal hacer es el adecuado; tal adecuación no merma su dificultad; y sí, las horas de descanso de quien suscribe.

QUE tal dificultad podría diluirse de contar quien refiere los hechos con cualidades de las que carece, parece ser por razones de nacimiento.

QUE tras consultar distintas fuentes en busca de solución; todas pasan por abandonar el taller o solicitar su intervención, dado que son ustedes –las nueve musas hijas del gran Zeus- quienes custodian y reparten las gracias necesarias.

QUE no queriendo optar por la primera (el abandono); esta humana insomne se pregunta si no contarían ustedes con un excedente de dones para emergencias del que puedan hacer uso con adultos; y siendo así, si tendrían a bien ponderar la situación descrita y en su caso tipificarla como supuesto susceptible de inclusión en tal capítulo. Sólo así; cabría la posibilidad de subsanar el defecto de nacimiento responsable de tanta desdicha y sueño.

QUE no queriendo importunarlas con más cuitas intrascendentes, la abajo firmante; confiando en su sensibilidad y en la intercesión de Homero (al que lee y reza todos los días)

SOLICITA:

QUE sin mofa, reconsideren lo expuesto y de estimarlo oportuno, bendigan a esta humana, mortal y torpe, con su aliento.
                                                              
En Salamanca a 29 de Noviembre de 2012
                                                                                                                                                                                            
Fdo: Ana Isabel Fariña Fernández
DIVINÍSIMAS HIJAS DE ZEUS,  MUSAS DEL PARNASO    


Salamanca, 29 de Noviembre de 2012

Poco a poco los días van recuperando el pulso. La rutina, inicialmente forzada, se impone a la indolencia que nació tras tu partida. En breve, me llegará la paz y podré liberarme de alguna de las actividades; que en el delirio que me produce tu ausencia; devoro. La primera en caer será el gimnasio. Cada vez soporto menos el pedaleo estático. Me esfuerzo. Me agoto y el mismo punto me acorrala. Siempre el mismo punto inamovible dibujando  mi impotencia. Lo sé; esta forma de ver, no es más que un reflejo de mi ánimo.
Tranquilo. No he olvidado. Mis muñecas no me dejan. Cada una de sus costuras me recuerda tus palabras blancas, en el agudo jardín de aquel sanatorio tan estrecho  “cuando todo es oscuro y  no es noche hay que buscar el pomo de la puerta”.
Dices que no te gusta la comida que te dan. Me extraña. Me extraña y me preocupa. ¿No eres tú el que afirma que no hay comida mala? No comas solo, amor; a veces, la soledad gangrena el paladar. Invita a Hans, a Marcela a Filipo. No temas importunar. Es más, hazlo. Por lo que me cuentas de ellos, son también aves sin jinete. Vectores, muones, óptica, …espacio, tiempo, gravedad… rayos cósmicos… ¡tenéis tanto en común! ¿No lo ves?
La Bolsa continúa mezquina. Los oportunistas sangran empresas prometedoras. Juegan a céntimos. Abortan futuros. Arruinan la confianza y nos condenan a la deriva. Hasta ahora; haciendo honor a tu amado Kostolany y su lema “quien ansia pequeñeces, no merece grandezas”; he esperado. No obstante; de seguir así los mercados, es posible que venda algún título; acciona por ejemplo. Liquidarlo a día de hoy, nos reportaría lo suficiente para pagarme; ya que tú no puedes abandonar el observatorio; el desplazamiento y la estancia en Malargüe  durante mis dos semanas de vacaciones. ¿No es eso grande?
Ayer comí con tu madre. A las 7 la dejé en su clase de pintura. Leonardo, ya sabes cuán atento es con ella, la esperaba en la puerta; al verme, se empeñó en mostrarme el  último trabajo de su alumna favorita. ¡Qué te puedo decir! En un lienzo pequeño; el rojo el verde y el azul juegan de forma contenida sin que su encuentro perfile motivo alguno; y sin embargo, sus trazos siembran inevitablemente la melancolía. Te echa de menos.
               
Cuídate mucho viejo. Yo también te quiero.

PD: Acertaste al inscribirme al taller de escritura creativa. Me estresa tanto que me relaja. Eso, sólo tú, podías saberlo.

Ana Isabel Fariña Fernández


¡Queridísimo André!

Necesito verte.
Esta mañana me he levantado con un presentimiento oscuro. No dudé. Con firmeza; prescindiendo de cuanto me decían en casa; quemé tres ramitas de romero en el bol de arcilla virgen. Dejé reposar sus cenizas en un lugar soleado. Me purifiqué con un baño. Me vestí con la magnífica túnica de seda blanca que te compre con el bol; y,  mientras repetía el mantra que no se puede escribir –tal es su grandeza-; las esparcí por todos los rincones de todas las habitaciones de la casa. El aire recogió mi plegaria: “Romero, romero; que se vaya lo malo. Romero, romero; que se quede lo bueno”. Barrí y abrí las ventanas.
Como ves fue un proceder inmaculado. Y sin embargo; Clarisa vomitó; y no una vez, ¡Tres! Una de ellas, en la magnífica túnica blanca.
¡Fue horrible! Mi pequeña ¡tan chiquitina! ¡tan dulce! ¡tan indefensa! ¡tan desamparada! Si hubieras visto su carita, sus ojitos gritando auxilio… Estoy desesperada. El pienso no puede ser. Es el mejor. El frío tampoco. No sale nunca sin abrigo, camiseta y bufanda.
¡Ay André! ¿Qué hice mal? ¿Alteré el orden? ¿Omití algún paso? ¿Debí disponer las cenizas también en su cama cual si fuera su casa? Pero su casa es mi casa.
¡Ay André! ¡André! ¡André! ¿Puedes venir a casa? No soportaría que le pasara nada.
Mi hijo mayor; Dimas; ya sabes el que estudia cuarto de veterinaria; dice que es normal, que estoy loca, que esto no es nada, que estará empachada.
¿Qué sabrá él de los presentimientos? ¿Qué sabrá de lo que nos dijeron las cartas la semana pasada? Todo se ha cumplido.
El papel –la herencia-; la disputa –la herencia-; las envidias –la herencia-; el regalo –la herencia-; el viaje inesperado –la herencia-. Y tú, André,  lo viste todo. Todo sin saber nada.
No me quito de la cabeza, la última carta de la última tirada: la muerte.
Ya, ya sé que me dijiste que forzosamente no era mala. Que sólo significaba un cambio. Pero André; acertabas; la muerte es un cambio; el último cambio.
¡André ven a casa! ¡Come en casa! Invoca al Universo, haz el hechizo de protección a Clarisa y recuperaré la calma.
Mi demanda es precipitada. Lo sé. Tu agenda siempre está llena. Pero André; si me quieres, por todos estos años, hazme un hueco. ¡Pagaré! Pagaré mi cita y las canceladas. Ven y come conmigo en casa. ¡Salva a Clarisa! ¡Sálvame de nuevo! Impide que el presentimiento se convierta en el aviso inútil de la desgracia. Ven y evita la desgracia.
                                                                             
Tuya siempre

Amanda

Esta misiva fue encontrada en el suelo de la habitación de Amanda por su hijo Dimas, cuando sobresaltado por el sonido rotundo de un golpe, subió a investigar de que se trataba. Sobre el parquet, envuelta en seda blanca y con la cara desencajada, yacía su madre. Una mano buscaba su pecho; otra un papel: una carta.
Clarisa, escondida bajo el escritorio; temblaba. A su lado, la libreta de escritura de Amanda. No contenía una palabra.
Un ataque al corazón dijeron.
Dimas en su estrenada locura, repetía, “un presentimiento oscuro”… “lo dijeron las cartas”… Poco después comía con André.

Ana Isabel Fariña


Lo que pudo ser

Y no fue.
(Carta a un nuevo amigo)
El tiempo todo lo cura, mi querido amigo,
Pero, a veces, los años llegan de rodillas
y hasta que se elevan, compañero querido
¡Cuánto duele la herida!
Ahora desde el ritmo  de la vida,
el recuerdo se olvida,
se hace más tenue y se apaga
¡Pero cuánto dolió en su día!
Quiero decirte, leal amigo,
que tú haces que la esperanza
 se avive en mi vida.
En otro momento quizás…
Esta carta no hubiese tenido vida
y es ahora que todas sus letras
Bailan de alegría.
“Lo que pudo ser y no fue”
ya se olvida.
“Lo que es y será”
Llena de luz mi vida.
Con esta carta que te escribo,
y que leerás algún día,
quisiera decirte mil cosas,
Pero es pronto todavía…
No me despido de ti
Pues no me gustan las partidas.
Sólo quiero que sepas
Que en mí tendrás siempre a una amiga.

 (7-octubre-2012)

Ada Terrón Béjar


En Salamanca, a tres de diciembre de dos mil doce

A ti van dedicados mis pensamientos.
Me gustas porque eres hexagonal y coqueta. Porque me miras cada día que vuelvo de trabajar y descargo sobre ti toda mi ansiedad, porque no me reprochas mis malos momentos, porque siempre me esperas.
Eres bella. Las aristas de tu cuerpo son perfectas. Tus vértices alineados con mis ojos y ese pañuelo de seda que cubre tu desnudez me hablan de otros tiempos. De aquellos días de mi niñez cuando eras más morena y guardabas secretos.
Cada día recibes cartas cuya destinataria no eres tú. Cartas de amor, cartas que piden, cartas negras, cartas de brisca, cartas de luz, cartas sin fondos.
Hoy ya has recibido una carta con tu nombre; sin apellidos y sin remite. No lo necesitas. Sabes quién te escribe.
Gracias preciosa. Gracias por acompañarme todos estos años. No me tengas en cuenta si mañana u otro día sólo eres depositaria de mis llaves y mi cartera.
Un beso, mesita bonita.

Felipe Cortés Chamoso


RESTAURANTE CON CARTA

Hola Manuel
Hoy que he por fin he acudido a tu restaurante pero no estabas, pues según me indicaron habías acudido a un encuentro de cocineros.
A veces es complicado compaginar la labor diaria con estar al día, pero es necesario para mantener un nivel apropiado, hay que gestionar el tiempo adecuadamente, contrastar opiniones y descubrir nuevas técnicas para mejorar un poco cada día.
En este mail quería reflejar un pequeño comentario sobre tu Restaurante Mística y mastica, especialmente centrado en la carta, que en tu restaurante viene a ser como un libro, la textura, el color del papel, la tipografía, el pequeño texto del comienzo a modo de prólogo, hace pensar en una práctica mística de recogimiento a la vez que te prepara para disfrutar de una comida sosegada. El menú con el nombre  de los platos su descripción poética del contenido, el origen de las viandas, creo responde a  una filosofía culinaria de deleite para todos los sentidos a la vez que respetuosa con el medioambiente y consigue que el acudir a tu restaurante sea una experiencia inolvidable.  
Te deseo mucho éxito

Alfredo Domínguez


CARTA DE RECLAMACIÓN

Estimado Sr. Samsumg:
Si es que usted se llama así, cosa que dudo. No se lo tome a mal, pero he hecho mis averiguaciones, es usted coreano, y Samsung, suena más bien al norte de Europa.
Pues bien, a lo que vamos. Recientemente he adquirido uno de sus productos, un televisor. Muy soso, negro, plano, eso sí, le reconozco que con una calidad de imagen excelente, que al fin y al cabo es de lo que se trata. No voy a quejarme pues de ello, pues que era feo, lo sabía al comprarlo, y tampoco difiere mucho de los de la competencia. Ahora bien, al instalármelo en casa, como es de recibo, venía su correspondiente libro de instrucciones. Soy un hombre inquieto, que le gusta vivir la vida deprisa. Compré su aparato para ver series, no películas, y leo cuentos o a lo sumo novela corta. ¡Y me vienen ahora con esto! He de decirle que no puedo calificar su manual, pues no lo he leído (en ninguno de sus idiomas). Cuando quiera complicarme varios meses de mi vida con la misma lectura escogeré “Los Pilares de la Tierra”, que la serie estaba bien.
Ruego pues me manden ustedes nuevo manual de instrucciones acorde con las características del electrodoméstico: una simple pantalla que reproduce imágenes. Absténgase también de traducírmelo a siete idiomas. No quiero imaginar el volumen del manual de uno de sus ordenadores o cámaras, visto lo visto.
Si no atienden mi ruego, dado que forma un conjunto con el televisor, me vería en el trance de devolverlo. Espero que dado que no está el mercado para desperdiciar clientes y que ahorrarían notablemente en papel e imprenta, atiendan mi razonable petición.

Atentamente:
Julián Macías

Miguel Ángel Pérez


CARTA A UNA EXNOVIA

Estimada Julia:
Sí, estimada, aunque no te lo creas, si es que has llegado a abrir el sobre. Estimada, que no querida; ya no, eso lo tengo muy claro. Te escribo estas líneas para darte las gracias.
Gracias por dejarme. Su por mi fuera habríamos seguido con nuestra relación, y hoy no sería yo. Hoy viviría pendiente de a que tienda toca ir, del maquillaje nuevo que te pusiste, de los 100 gramos que engordaste y todas esas cuestiones vitales para el desarrollo de la humanidad. Ahora, después del duelo, disfruto del cine, de los paseos, de los libros… y nadie me agobia si me da por pensar en temas serios. He recuperado a mis amigos y mi familia no ha vuelto a decirme que me ve agobiado.
También quería darte las gracias porque al no estar juntos he podido conocer a una chica estupenda. Sabe que hay música más allá de la radiofórmula y que los libros no se estropean si se abren ni se borran si se leen. Está gordita, pero si salimos de pinchos con los amigos se salta la dieta. Dice que si no daría la nota no tomando nada, y que es normal que quiera ver a mis amigos. Y ¡no te lo vas a creer! ¡No le impora despeinarse cuando follamos! No le hace mucha gracia que lo diga así, pero no se pone hecha un basilisco si no digo practicar sexo.
Así que con todo esto estoy tan feliz que no he podido evitar escribirte. Porque sin ti, nada de esto había sido posible. Deseo que tu estés tan contenta como yo.
Antes tuyo:

Román

Miguel Ángel Pérez


SOLICITUD DE CITA

Por la presente yo, Ramiro Bengoechea González, con DNI 99 000 123, y domicilio en C/La Garricha 17 de Salamanca.

EXPONE
Que su sonrisa nacarada y espontánea es preciosa. Que sus pupilas son de un verde que parecen esmeraldas. Que tiene una figura que verla ir a por los formularios marea. Que su escote, nunca excesivo, me hace distraerme de los asuntos por los cuales la frecuento. Y que las breves conversaciones que mantenemos me parecen cantos celestiales.
Ante todo lo cual
SOLICITA
Permiso para invitarla a comer a la salida del trabajo el día que escoja. O mejor aún, si no le resulta demasiado atrevido, me dé cita para invitarla a cenar, preferentemente en fin de semana para conocernos sin prisas.

En Salamanca a 29 de noviembre de 2012

Firma.
Miguel Ángel Pérez


Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:
Ya sé que en estas fechas estáis muy atareados preparando los regalos, por eso seré breve en mi petición. El año pasado os pedí el barco pirata y no pudo ser; comprendo que también vosotros andáis con la crisis a cuestas y por eso este año solo os voy a solicitar un pirata, la pata de palo y el parche se lo pongo yo.
Gracias por anticipado.
Domingo

P. D. Atended primero las solicitudes de las niñas

Luis Iglesias


Carta de un príncipe a su rana

Mi muy querida batracia:

¡Qué difícil es escribirte! Primero el paje no era capaz de encontrar papel impermeable y tinta indeleble. Y luego he tenido que esperar a que se fuera la princesa. Seguro que ya lo has visto en las noticias, están todas este fin de semana en Badem-badem, celebrando la despedida de soltera de la Leonor. Otra que ha enganchado a un sapo.
Te echo de menos. Cada día mas. Me miro en el espejo y maldigo mi pelo rubio y ojos azules. Mis dientes blancos y mi lengua incapaz de atrapar un saltamontes. Maldigo una y mil veces al que tuvo la genial idea de hacer que nos besaran las princesas para convertirnos en príncipes. ¿Acaso a él le habría gustado que le besara una rata y se convirtiera en ratón? ¿o en jirafo? ¿porqué no en mastodonte? ¿y por qué tenemos que ser todos rubios con los ojos azules y mandíbula cuadrada? Parecemos clones. Claro, que ellas tampoco son distintas. Déspotas, malcriadas, frívolas. A veces nos juntan y hacen concursos a ver quién escogió al mejor sapo al que besar.
Yo espero que algún día esto acabe. Que haya alguien que escriba cuentos de sapos y ranas, y no llenen a los niños la cabeza con tanta bobada frívola, machista y antropocéntrica. Mientras tanto, cuídate y cuida de los niños. A Gustavo déjalo que sea reportero, y a Gustava que siga siendo maestra, pero que escoja mejor los pueblos, el último en el que estuvo no me gusta mucho.
Y a ti, ¿qué te puedo decir? Que te quiero, pero eso ya lo sabes. Por las noches me voy al estanque y miro la luna reflejada en agua. Pienso que ves lo mismo que yo, y esa visión es universal y nos une con un vínculo que ningún cuentista podrá romper, por mucho que se empeñen las princesas. Ese reflejo es el mismo que había la noche en la que nuestras lenguas se chocaron al ir a cazar una mosca, y el mismo bajo el que crecieron nuestros hijos. Dentro del agua tengo un saco lleno de horas para disfrutarlas contigo. Se las voy robando al resentimiento y la melancolía.
Así, poco a poco, cuando te vuelva a ver, tendremos una vida casi entera para estar juntos.
La princesa vuelve, tengo que dejarte. Adiós, amor.
Tu sapo que siempre será sapo y siempre te querrá.

Elena Vicente


Jaime,
no te odio pero ya no te quiero.
Necesito alejarme de ti para limpiar la conciencia de remordimientos. No me gusta en lo que nos hemos convertido. Así es que mañana tomaré el primer avión que salga a cualquier parte y huiré.
Adiós

Antonia Oliva

1 comentario:

  1. Vamos al "tajo" jeje:
    La carta de SOFIA me parece que incluye algunas imágenes preciosas para pedir carta de regreso.
    Me parto con VICENTE. Genial el cambio absoluto de tono.
    DE ANA ISABEL si la primera funciona que avise jaja. La segunda es extraña. La Tercera me gusta, pero me parece más un relato que una carta.
    la de ADA me resulta curiosa, muy trabajado que sea en verso desde luego.
    Me gusta el juego que mantiene hasta el final FELIPE con la suya.
    Sin duda Manuel guardaría la carta de ALFREDO, muy lírica.
    Muy divertida la de LUIS... y un poco negra jaja
    ELENA demuestra una vez más su mano para el humor, le recomendaré a una amiga adicta a las ranas su carta.
    Y ANTONIA, contundente.

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