¿Y tú me lo preguntas?

La sesión del día 23 de mayo la dedicamos a las preguntas. Comentamos el poema "Acertijo" de Benjamín Prado. Nos sometimos a algunas de las preguntas del Cuestionario Proust. Tratamos de responder a alguna de las preguntas de Neruda.

En medio de ese mar de dudas tratamos también de contestar a alguna de las preguntas que Bernardo Atxaga le hace a su único contacto al otro lado de la frontera.

Acertijo

¿Qué poeta
comparó al humo con el Laocoonte?
¿Qué poeta escribió:
basta que alguien me piense, para ser un recuerdo?
¿Quién afirma que la última gota es simpre una lágrima?

Era una noche oscura.
Y volví a preguntarlo:

¿Quién escribió:
quiero morir de día, cuando aman los leones?
¿Quién escribió:
todo lo que no ha sido contado, es infinito?
¿Quién afirma
que el canto de los gallos sólo existe en los sueños?

Era una noche oscura
y nadie respondía.

¿Qué poeta
comparaba al diamante con el vuelo de un pájaro?
¿Quién oía la lluvia
caer como las gotas de una espada?
¿Quién escribió:
este vaso que yo bebo,
quedará eternamente vacío para ti?

Y quién llamó a las rosas música aprisionada.
Y quién dijo: -La mano que valía
para el amor,
también servirá para el odio.
Y quién dijo que sólo nuestras obras más puras
deberían unirse al séquito del pasado.

Aquel que me responda;
aquel que sepa
quién me robó cada uno de esos versos:
aquel será mi hermano.

BENJAMÍN PRADO. Iceberg


El libro de las preguntas

¿Por qué no enseñan a sacar miel del sol a los helicópteros?
¿Hay algo más triste en el mundo que un tren inmóvil en la lluvia?
¿Por qué no ataca el tiburón a las impávidas sirenas?
¿Cuántas abejas tiene el día?
¿Quiénes gritaron de alegría cuando nació el color azul?
¿De qué ríe la sandía cuando la están asesinando?
¿Por qué siempre se hacen en Londres los congresos de paraguas?
¿Cómo se llama una flor que vuela de pájaro en pájaro?
¿Y por qué el sol es tan simpático en el jardín del hospital?
¿Oyes en medio del otoño detonaciones amarillas?
¿Cómo se acuerda con los pájaros la traducción de sus idiomas?
¿Y con qué cifras va restando la hormiga sus soldados muertos?

PABLO NERUDA


37 preguntas a mi único contacto al otro lado de la frontera

Dime, ¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?
¿Encuentra su amor respuesta en un veinte o veintidós
por ciento de los casos, o como aquí son mudos los
teléfonos, corazones desiertos noche tras noche corazones
desiertos en la última habitación del laberinto?

¿Hay en vuestro reino, entre vuestros territorios, algún
lugar llamado Greenland o Groenlandia? ¿Son
sombríos sus valles? Hay gasolineras de la compañía
Shell? ¿Se acercan las mariposas hasta las conchas
amarillas? ¿Ni aun en invierno? ¿Nunca existió allí un
espía llamado Cenizas?

Dime, ¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?
¿Nunca soñáis con cangrejos? ¿Y con niños ciegos? ¿Os 
acordáis alguna vez del ciclista Tom Simpson, de cómo
se asfixió en el Aubisque? ¿Qué me decís de la imagen
de su maillot como una tabla de ajedrez rota sobre la
gravilla? Al otro lado de la frontera, ¿protege la hoja al 
fruto? ¿Hay fresas?

¿Tienen los peces abisales presentimientos acerca del
sol? ¿Saben distinguir la palabra Luz de la palabra
Sombra? Aquellos que al tomar el tren, desaparecieron
en la transparencia de la tarde, ¿Hasta cuándo
conservaron la ilusión de que podrían quedarse?

Se me ha dicho que para los pájaros no hay otro destino
que el viento y que hay barcos que jamás alcanzan un
puerto. Cuando vosotros habláis del destino. ¿A qué os
referís exactamente? ¿A las ventajas de un trabajo
seguro? ¿Quizá a lo que se come con salsa de naranja?
¿Nunca rezáis por las caravanas del desierto?

¿Son muchos, sois muchos los habitantes del otro lado
de la frontera? Esta gente que veo todos los días por la
calle, ¿vive allá?

BERNARDO ATXAGA. Poemas & híbridos


Propuesta de escritura

Trata de contestar a alguna de estas tres preguntas formuladas por Bernardo Atxaga en su poema:
¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera? ¿Tienen los peces abisales presentimientos acerca del sol?  Aquellos que al tomar el tren, desaparecieron en la transparencia de la tarde, ¿Hasta cuándo conservaron la ilusión de que podrían quedarse?


Y estos son los trabajos enviados hasta ahora:


¿Es feliz la gente allá, al otro lado de la frontera?
El dolor de sentirse en la pobreza
vacía la mente
que duerme en el deseo
de un tiempo inagotable ,
alimentado por la brisa de un amanecer.

La sabia del aliento entristecido
acaricia la voz almidonada,
perdida en la expresión,
abierta a la palabra.

Rotos de luz
se posan en la piel de nuevos horizontes.
Felicidad ajada
que sueña con un mar en libertad.

Sofía Montero 
Grupo B


¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?

Traspasado un límite no se vuelve la vista atrás, no se anhela, no se importa ni se añora. Traspasado un límite sólo se mira al frente y se da paso tras paso. No hay dolor ni hay alegría. Una vez se cruza la raya, una vez que se ha traspasado la frontera, las normas cambian ¿Será eso la felicidad? ¿O tal vez el vacío? No lo sé.

¿Tienen los peces abisales presentimientos acerca del Sol? ¿Saben distinguir la palabra luz de la palabra sombra?

En las profundidades abisales, allá donde el sólo pensamiento nos provoca un golpe de presión en la caja torácica que nos dificulta respirar, allá donde cada criatura es la materialización de una de nuestras pesadillas, también existe el miedo. Allí donde la profundidad espeja las más altas cumbres a modo de negativo los conceptos se invierten. Y el pánico se apodera de esas criaturas que nos parecen angustiosas si las obligamos a pensar en la claridad. Allá en las profundidades también hay un infierno, y lo llaman Luz.

Aquellos que al tomar el tren desaparecieron en la transparencia de la tarde ¿hasta cuándo conservaron la ilusión de que podrían quedarse?

¡Ay, incautos seguros de vosotros mismos! Yo que una vez fui viajero quiero sacaros de vuestro error, aunque me tildéis de loco y me granjee el descrédito. Si la vida es un camino, no es el habitante del tren el que desaparece, son los que pagados de sí mismos los ven alejarse inmóviles.

Miguel Ángel Pegarz
Grupo B


No pudieron quedarse
Sale el tren,
con desconocido destino,
muchas almas navegan

Más allá de nuestra frontera,
más allá del horizonte,
horizontes, horizontes,,
estaciones manos asidas que no entienden
están tan ansiosas como las nuestras
que han quedado detrás de la frontera
despidiéndolas.

No son felices, están ansiosas
y, de repente, el tren
ralentiza la marcha…,
pasa el túnel de una frontera,
se desesperan las almas al otro lado,
¿qué piensan ahora?
túneles túneles, túnel…

Los del tren reciben luz y silencio,
En la parada.

Emilia González
Grupo B


Aquellos que al tomar el tren, desaparecen en la transparencia de la tarde, ¿hasta cuando conservaron la ilusión de que podrían quedarse?

Escrito: Sí, desaparecieron en esa hora donde la luz todo lo difumina, lo diluye haciéndolo más liviano, más etéreo.
Pero la noche llegó imponiendo su oscuridad; donde hay que acariciar a oscuras, donde hay que intuir lo bello, donde hay que tener paciencia para no hundirse en el tedio.
Y el amanecer dio paso al día, con júbilo y sin apegos; perfilando su figura, perfilando su deseo, recobrando su esplendor como si no hubiera muerto.

Luisa S. Mayorga
Grupo A


Soneto del acertijo

Un acertijo propone Benjamín
Que destapa mi grave ignorancia
Y priva de la mínima prestancia
Cualquier trazo inculto de mi plumín.

Investigo los versos robados
En casi todas las redes sociales
Con disciplina y artes marciales
Para tener caminos allanados.

Gracias a internet resuelvo dudas:
Aleixandre, Amijai, Girondo
Pasternak, Ajmatova y Neruda

Seis prestigiosos autores respondo
Y asumo la realidad cruda
que una gran incultura, escondo.

María Máxima Moreno
Grupo A


Gente que veo todos los días

“¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?.”
Cuando pasan debajo de un arcoíris, ¿cruzan los dedos?.
¿Hacen las mariposas su hogar con burbujas de champán?.
¿Cambian la geografía dibujando sobre el mapa?. ¿Pintan los mares de colores?. De la espuma de las olas, ¿hacen vestidos de novia?.
¿Comen con las manos, abrazan a los viejos?. ¿Hacen concursos de TV para ver quien decora mejor el techo de la cueva?.
¿Sienten la piel del suelo con sus sombras?. ¿Sueñan sus sombras con peces de colores?.
Cuando hablan, ¿conjuran un mundo transparente?. ¿Pintan el aire con pinceles de oro?. ¿Predicen el pasado?. ¿Es el silencio su esperanto?.
En verano, ¿viven en palacios de hielo?, ¿tienen playas en el firmamento?. ¿Viajan a lugares remotos fuera del tiempo?.
Los amantes,¿ inauguran siempre el primer beso, con sabor a vino y fresas y hierbabuena?.
¿Duermen en la caseta de su perro, subidos a los árboles del jardín, flotando en el perfume de sus rosas?.
¿Amamantan potrillos de unicornio?.
¿Se drogan con la más pura rutina?.
¿Pueden concebir la muerte, como la luz los peces abisales?. La muerte, ¿tiene forma de esperanza?. ¿Descansan en paz?.
“Esta gente que veo todos los días por la calle.” Esta gente que veo todos los días por la calle. ¿Es feliz?.

Ignacio Aparicio Pérez-Lucas
Grupo A


¿Es feliz la gente allá, al otro lado de la frontera?

—Sí, yo creo que sí. O por lo menos, sí que puede serlo. Salvo, claro, que nos estemos refiriendo a la frontera entre la vida y la muerte. Y aún así, habría mucho que discutir; bien sabe usted que hay gente que piensa a derechas y gente que lo hace atravesado.
—Ya. Pero hablando de este mundo, me refería yo.
—Pues también, hombre de Dios. ¿Cómo comprende usted? Para los malos momentos siempre les queda el recurso de mirar para este lado y comparar.

Pascual Martín
Grupo B


¿Aquéllos que al tomar el tren desaparecieron en la transparencia de la tarde?.¿Hasta cuándo conservaron la ilusión de que podrían quedarse ?

El congreso de Literatura Hispano Americana había terminado, cada participante en el mismo, hacía las maletas y regresaba a su ciudad. Para Ramón, podía haber sido un congreso más, llevaba toda la vida de congreso en congreso, y nunca le habían provocado alteraciones significativas en su vida, la mayoría de los asistentes casi siempre eran los mismos. Sin embargo en este congreso, había hecho amistad con una joven profesora de la Universidad de Salamanca, con la cual había congeniado desde el primer momento, lo que le hizo la estancia más llevadera. Mientras iba en el tren camino del aeropuerto, iba pensando en Belén, que así se llamaba la nueva amiga, se hacía conjeturas si se verían en el congreso del año siguiente que se celebraría en Málaga, se arrepentía de no haberla dicho lo que sentía por ella, tenía miedo de equivocarse una vez más.

Luis Iglesias
Grupo B


¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?
(o mini-ensayo sobre la felicidad)

Desde hace algún tiempo el hombre vive bajo un nuevo paradigma, se mueve dentro de otras coordenadas, existe una frontera invisible, un antes y un después de este ahora. El nuevo hombre del siglo XXI ha insertado un salto de página en su existir, pues se ha visto en la necesidad de descartar (del verbo Descartes) viejas creencias, arcaicas estructuras de pensamiento y rancias actitudes; para ello el hombre nuevo rompe con conceptos como causa y efecto, o estructuras de pensamiento como la inducción y la deducción y desecha el punto de partida que imponen las premisas, dejando atrás el conocimiento racional como modo certificado prioritario de acercamiento a la realidad, se empieza a desarrollar en estos tiempos un incipiente conocimiento intuitivo, no lógico-matemático.

Desde el actual modelo el hombre se sitúa ante una realidad que comprende como total, visionándola a vista de pájaro e integrándose en ella, desde una vivencia panteísta y agnóstica que le define a la vez como todo y parte del mundo, de la naturaleza y los seres que la habitan.

Este hombre renovado conecta a niveles profundos con el hombre primigenio, con el tótem y la tribu, con sus instintos más básicos, los acepta y los sublima a través de su obra creadora, cuya máxima expresión es el arte.

Allá, al otro lado de la frontera queda el hombre que no se cuestiona, diluido y hacinado entre el humo del “tengo que…”, “debo de…”, inmerso en la sociedad de las normas y el deber, de la moral establecida y fuera de toda ética autónoma que contemple el ser desde un nuevo humanismo transcendental.

¿Es feliz la gente que quedó allá al otro lado de la frontera?

A veces, en una mirada rápida desde el prisma de la nueva visión, podemos caer en la falacia de pensar que esa antigua manera de enfrentarse el hombre con su realidad sustenta una especie de felicidad ilusoria. Estábamos ante un hombre que no se hacía preguntas y parecía no necesitar respuestas, el hombre enrocado en la definida como “sociedad de bienestar” del siglo XX, en la cual por definición quedó prohibido el estado de mal estar, del sentir y del vivirse, que en muchas ocasiones obliga al hombre a esa conexión íntima consigo mismo tan necesaria frente al simple existir, el hombre del viejo estado de bienestar como hombre inmóvil e involucionado, indefenso, acrítico y desconectado de sí mismo y del todo. Pierde así su esencia y vive una existencia vacua, sin conciencia de su vulnerabilidad y de la necesidad de abrazarla y trascenderla.

En esa transcendencia de sí mismo se habita el hombre nuevo, un hombre libre, hombre-dios, capaz de crearse a sí mismo y ser creador de su propia realidad. Para el hombre que habita en este universo, la pregunta por la felicidad carece de sentido, pues la felicidad será concebida como medio y no como fin.

*Nota 1: Donde dice hombre nuevo léase mujer y hombre nuevos

Aronbanda
Grupo B


¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?

Voy a echar la cuenta atrás. Hace unos ocho años conocí a una familia de extranjeros que llegaba a un país, me contaron que tomaron la decisión de dejar su país primero por la guerra que había en aquel momento y después por la crisis que había. Así que decidieron venirse a España.
Me comentaron que al principio les costó adaptarse a un país extraño. Con el paso del tiempo ya se habían adaptado .

David Álvarez
Grupo B


¿Es feliz la gente allá, al otro lado de la frontera?
Sabía que ya no sería feliz, que no podría ser feliz, que eso que se entiende por felicidad, momentos, migajas de dicha, un sol resplandeciente, un cielo anaranjado, rosáceo, violeta, el olor fresco a tierra húmeda después del vaciado de una nube, una caricia, una palabra tierna y afectuosa, le iba a estar vedado. Había cruzado la frontera, no había retorno. Fue en busca de otra vida, creía que sus montañas, sus vivencias eran como una cadena, como una frontera, ignoraba que aquel entorno era su protección y, cruzó la línea, traspasó sus principios, sus creencias y cayó en el fondo insondable de un abismo.

Inés Izquierdo Grupo B

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